Este nuevo título de José Luis Sierra, a los 36 años y por primera vez con Unión Española, el equipo que lo vio nacer, puede ser reconocido como una epopeya de la identidad, el amor propio y la persistencia de valores para él irrenunciables.
Ser campeón así, por supuesto, tiene un mérito doble, especialmente porque hoy no abundan estos ejemplos, este respeto por un estilo de juego y de vida que además se ha ganado el derecho de ser respetado por todos; porque debe ser muy difícil encontrar en Chile una institución más querible y multitudinaria que el Club de Admiradores del Coto Sierra, ilustre lanzador de pases y anotador de goles con pelota detenida.
En la historia de este jugador habrá que dejar constancia de varios acontecimientos constitutivos de leyenda. Un mítico gol de tiro libre, el que le hizo a Camerún en el Mundial de Francia, un pelotazo largo de libro para que el Matador Salas se hiciera famoso en Wembley, el apodo de Hagi chileno que hace una década le puso el entrenador brasileño Telé Santana para justificar su llegada a Sao Paulo, y sus jugadas a un toque con Marcelo Espina y Emerson Pereira en el Colo Colo de Gustavo Benítez, entre otros relatos posibles. Todo eso, por cierto, coronado ahora por una vuelta olímpica con Unión: el premio con que el 10 hispano viene a honrar su cuna, la familia Sierra Pando, su padre Domingo, que ya no está, y su tío Luis. Ambos rojos de corazón.
Sin embargo, el Coto representa mucho más que una mera acumulación de hitos, a los cuales también cabría agregar algunos defectos que redondean su figura, como el penal que perdió en la Copa América de 1993 y su paso frustrado por el extranjero. Sierra, en realidad, no sería lo que es sin estas fallas de fábrica: quizás su lentitud o su aparente falta de combatividad. Él, después de todo, es el triunfo de la cabeza sobre el músculo, el jugador antes que las tácticas, algo tan simple como pegarle bien al balón. Las virtudes clásicas por encima de las revoluciones y las pesadillas. Dicho de otra forma, lo suyo es el triunfo de una idea.
Las Últimas Noticias,
10 de julio de 2005
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