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La épica historia de la primera estrella

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Unión Española Campeón 1943: De pie: Pantaleón Calvo, Atanasio Pardo, Segundo Flores, Hernán Fernández, Francisco Urroz, Mario Carmona y Mario Garrido. Abajo: Luis Cáceres, Atilio Cremaschi, Luis Machuca, Mario Campaña y Benito Armingol.


El fútbol chileno había pasado abruptamente al profesionalismo en 1933. Los años que le siguieron fueron de consolidación, de crecimiento, de organización. Fueron el comienzo de la historia con mayúsculas.

Aunque el balompié había nacido y crecido en Valparaíso, los primeros años del fútbol rentado se desarrollaron exclusivamente en Santiago, con equipos de la capital. Recién en 1937 se sumó a las competencias Santiago Wanderers, el más antiguo de los equipos nacionales, abriendo la puerta para que el fútbol de provincia se integrara a la nueva Asociación. En ese mismo año, la agrupación decide crear la Serie B, a la que se suman de inmediato los incipientes cuadros de Universidad de Chile y Universidad Católica. Los del chuncho ganan invictos la serie en esa temporada y la "U" es aceptada en la división de honor en 1938. Al año siguiente sube el equipo cruzado.

En 1938, además, por problemas principalmente con el Servicio de Impuestos Internos, la nueva organización del fútbol rentado pasa a llamarse Asociación de Football Central y entre sus novedades se cuenta la creación de las divisiones de cadetes, un Cuerpo Médico –a cargo de los doctores Emilio Deik y Félix Cantín (ex jugador y en ese momento dirigente de la Unión Española)– y el Tribunal de Penalidades.

El fútbol profesional se fortalece institucionalmente y se hace más competitivo en las canchas. El espectáculo crece. Los equipos fuertes de los primeros 10 años del profesionalismo son indiscutiblemente Magallanes (que se convierte en inmediato tricampeón, con los títulos de 1933 a 1935 y el de 1938), Colo Colo (campeón en 1937, 1939 y 1941), Audax Italiano (campeón en 1936 y subcampeón en 1934, 1935, 1938 y 1940). A ellos se suman, hacia el final de los años 30, Santiago Morning (nacido en 1936 de la fusión entre Santiago FC y Morning Star) y Universidad de Chile (campeón en 1940).

Unión Española es parte de la competencia desde 1933, pero no ha logrado alcanzar el máximo cetro nacional. Es una de las instituciones fuertes de Santiago, pero su primera estrella le ha sido esquiva. Y para colmo de complicaciones, la Guerra Civil española golpea fuerte también en Santiago y la entidad hispana –marcada indeleblemente por las divisiones nacidas en Europa– decide el receso de su equipo de Primera División en 1939, aunque no termina en la disolución absoluta.

El lapso fuera de las competencias es de apenas un año, pero la decisión ha echado por la borda años de trabajo en las canteras de Santa Laura. Dejan la tienda hispana jóvenes valores que habían nacido en los pastos del fortín de Plaza Chacabuco. Unión Española y sus hinchas ven cómo sus figuras emigran para brillar con otros colores. Alfonso Domínguez se va a Colo Colo y marca 32 goles; mientras a la Universidad Católica parten Sergio Livingstone, Fernando Riera y Luis Vidal; en Audax Italiano recala Héctor Trejos; y en la Universidad de Chile desembarcan Francisco Las Heras, Voltaire Carvajal, Valentín Erazo, Jaime Riera y Víctor Alonso. Todos, sin duda, valores de primer nivel.

Para volver a la lucha en 1940 el equipo sólo cuenta con los muchachos que vienen de sus divisiones inferiores. Y de las cenizas renacería el fénix, porque, a pesar de los problemas, las canteras rojas habían seguido produciendo buenos jugadores, en una tarea titánica encabezada por Andrés García y el doctor Félix Cantín.

Por supuesto, el experimento en 1940 fue un desastre. Unión termina en el último lugar, lo que más allá del bochorno no tiene mayores consecuencia, ya que el sistema de ascenso y descenso recién se instaurará en la década de los '50.

Pero los dirigentes no claudican. Porfía hispana, explican algunos, pero la fe en el trabajo realizado con los chicos en Santa Laura parece ser la clave de todo. Los resultados mejoran en las siguientes temporadas, y en 1943, por fin, justo cuando el fútbol profesional ha cumplido su primera década en Chile, la Unión Española levanta su primera copa de campeón y borda la primera estrella en sus estandartes.

Los niños de Santa Laura han crecido y recompensan el esmero de García y Cantín con el más grande de los triunfos que hasta ese momento ha cosechado la tienda roja. Tal vez el hecho más sintomático de que la lucha de tantos años ha dado sus frutos es que Félix Cantín es el presidente de la Unión Española ese año de 1943.

En el transcurso del campeonato de 1943, los jugadores y el técnico de la Unión Española se fueron ganando el respeto y la admiración del público y la crítica. Atanasio Pardo, el más longevo de los entrenadores del torneo obtuvo el trofeo de campeón con el más joven de los equipos, pero se transformó en figura sólo después de levantar la copa.

En la cancha, en tanto, nacieron ídolos que robaron el título de las manos de Colo Colo en la última fecha, ídolos que marcaron a toda una generación de hinchas hispanos y que nutrieron también a la selección chilena de fútbol. Las estrellas indiscutibles del equipo fueron Hernán, el "Nano", Fernández en el arco (luego también en los tres palos de la Selección), Pantaleón Calvo y Francisco Urroz en la defensa, Atilio Cremaschi en el mediocampo, y Luis Machuca, goleador del torneo con 17 tantos, en la delantera. Fernández y Cremaschi serían también íconos del equipo que ocho años después levantaría nuevamente la copa para Unión Española, del cuadro que conseguiría la segunda estrella en 1951.

1 comentarios:

Unknown dijo...

Agregar q del equipo de Unión Española del 39, los q se fueron a la U fueron los q consiguieron su primer campeonato en 1940, ahora entiendo el dicho de los hinchas azules de q "la U nació grande"...obvio